.
Honro la vida con el más profundo respeto
Desde el más temible dolor al sublime gozo
Me entrego a ella y despierta el maestro
Eleva sabiduría del fondo del pozo
.
Con la misma energía que me petrifiqué
En la búsqueda de una falsa eternidad
Ahora bailo y disuelvo cualquier paripé
Ahora acepto la muerte de la identidad
.
Apareador fue el llamado que manifesté
Ya no veo opuestos ni tampoco igualdad
La misma oscuridad que enfrenté
Impulsó reconciliarme con la humanidad
.
Es tan simple que nos reclama la complejidad
Sólo soy, eres y sois el centro universal
Perdidos en razones olvidamos la verdad
Fuera los disfraces y que empiece el carnaval
.
De nada nos sirven las condiciones para amar
Sólo la humana unida por la hermandad
Vulnerable y envidiada por todo el astral
Si uno todo lo ve que nos vea de verdad
.
Cuando me desato y le sonrío al abismo
Me declaro agradecido y merecedor
Disuelvo en mí los hilos de todos los –ismos
Resuelvo desatar los nudos de mi corazón
.
Bajar al cuerpo para entregaros mi labor
Cirujano místico movido por el tambor
Como es arriba es abajo sin comparar
Pero como desde el centro en ningún lugar.
.
Dedicado a toda la familia humana, sin excepción. Especialmente a quienes creen, como Friedrich Nietzsche, que, cualitativamente, somos demasiado humanos. También a quienes siguiendo esta filosofía creen que, cuantitativamente, somos demasiados humanos. Entiendo vuestras razones pero, desde el corazón, no comparto vuestra posición.
Atacar o rechazar nuestra debilidad y escondernos de ella nos impide transitarla, reconocernos y manifestarnos como la verdad que somos. Juzgar nuestra vulnerabilidad impide ver y gozar la fuerza universal que tras ella se esconde.
“El camino del guerrero espiritual” no existe sin honestidad, por brutal que sea…
Esteve Fontgivell de las Heras
26/06/2023