Muerte al poeta y su mentira

Aprecio la poesía y he tratado de usarla como vía de conocimiento y sobretodo de libre expresión. Aunque la poesía se ve inevitablemente alcanzada, arrastrada o impulsada por el sentimiento y la emoción.

Valoro cualquier expresión humana como vía imprescindible para vivir, me valgo del conocimiento, la metáfora y lo simbólico, la fonética, el ritmo y la rima cuando me expreso.

Pero… ¡No soy un poeta!

Estoy harto de la mentira, siempre he preferido una verdad aunque parezca dolorosa, que una mentira aunque parezca piadosa. La verdad dolorosa te enfrenta al presente, te recuerda que vas a morir y al mismo tiempo que estás vivo, así que puede resultar liberadora frente al miedo, pero la mentira por piadosa que sea, especialmente si ya se ha dictado sentencia, sólo puede retrasar ese dolor y aumentarlo, acarreando además un “tiempo perdido” que complica dicha capacidad liberadora.

Estoy harto de las mentiras, quizás porque las he sufrido y eso me indica que de alguna forma las he practicado, así que ya va siendo hora de desvelar las mías propias y dejar morir lo que debe morir.

“El poeta y su mentira deben morir”

No escribo estas palabras con desprecio, ni con instinto suicida aunque soy algo kamikaze en ciertos aspectos de la vida y he valorado el suicidio en más de una ocasión.

Escribo estas palabras con sentido y ánimo del deber y un sacrificio del alma cumplido. Cuesta estar agradecido, pero en y desde el fondo lo soy y debo reconocer que como “poeta” ya he terminado esta función, mejor o peor, más tarde o más temprano, con más o menos dolor y sufrimiento, pero he llegado a la cima justo al tocar fondo. He alcanzado la cúspide del poeta, que no de la poesía, “matar y morir” por amor. Aunque sólo sea una “petite mort”. Ha sido lo suficiente como para comprobar que hacer de Romeo, mientras Julieta va de farol, no tiene ningún sentido, ni siquiera teatral. Como buen Kamikaze acostumbro a jugar con las cartas descubiertas, así se fijan menos en el jugador, lo cual asumo que complica el asunto del amor personal. Y lo hago en un mundo donde la mayoría creen poder ganar algo por esconder ases en la manga, por experiencia sé que las trampas con uno mismo no funcionan.

No soy un poeta, aunque pueda escribir poesía, al igual que no soy escritor, decir lo contrario sería mentir. El poeta miente para ocultar su debilidad y a mí me conviene reconocerla para fortalecerme.

Ya me advirtió de “mi locura poética” un “compañero virtual” cuando abrí el blog poesiamanifiesta con la que estaba cayendo hace 8 años, ya no digamos ahora. Además lo hizo enviándome una poesía improvisada cuyo punto de vista ahora comprendo. La comparto aquí anónimamente sin permiso. En mi caso mi primer poema fue sobre mi oficio y he aprendido a no decir nunca jamás, porque, puestos a «renacer», incluso el poeta podría hacerlo…

Puta – improvisado

Mi primer poema lo escribí

pensando en sus ojos.

El último,

lo escribo pensando en sus ojos.

También en sus tetas.

¿Es el amor lo que inspira la poesía?

Sinceramente, creo que no.

Al contrario.

Es el dolor,

el sufrimiento,

el desamor…

Y quizá un exceso de ego.

Eso es, cada poema

es el resultado de una mala digestión.

Una diarrea, un vómito.

Hay que tener muchos cojones

para callar lo que uno escribe.

¿Es el poeta un cobarde?

Sinceramente, creo que si.

Decir lo contrario sería mentir,

y no estamos aquí para eso.

Este poema lo escribo pensando en ella

y en sus tetas.

Por desgracia o quizás, por fortuna,

ya no volveré a verlas ni a tocarlas.

Así que adiós,

mi querida puta.

“Vómito anónimo”

.

Apareador – El Koronado

Agosto de 2022

Acerca de Apareador

Pueden contactar con el autor en el correo electrónico poesiamanifiesta@hotmail.com. Donaciones en: http://www.paypal.me/Apareador
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