Re-Capitulación de “la pandemia” de la COVID 19

Hoy, 11 de diciembre de 2021, se cumple un año y nueve meses de la declaración de la “pandemia de la COVID 19” por parte de la OMS (11 de marzo de 2020).

Pocos días después, Pedro Sánchez declara el estado de alarma en España, apoyado por todos los partidos. Un estado de alarma que prolonga durante meses, y cuyas medidas represivas y penalizadoras quedan declaradas como inconstitucionales, pero ya habían logrado su función.

Una vez finalizado dicho estado de alarma, el gobierno realiza otro movimiento inconstitucional, otorgando “poderes normativos y sancionadores” a las comunidades autónomas y ayuntamientos locales, para gestionar la imposición de mascarillas, la movilidad local e interprovincial, la cantidad de personas que pueden reunirse, los aforos en todo tipo de locales, hasta a día de hoy en que ya se impone “el certificado COVID”, para acceder a diversos lugares y actos. La obtención del cual depende básicamente de haber sido inoculado con tantas dosis como “las autoridades” consideren necesarias, de momento vamos por la tercera. Un certificado que por lo tanto dejará de ser válido cada vez que “las autoridades” decidan que hay que añadir una nueva dosis. Hasta hoy 3 en tan siquiera un año de campañas de vacunación. Las otras opciones para obtener dicho certificado también son temporales, 6 meses si te diagnostican COVID 19 y no te mueres antes o un par de días si te sometes a un test  homologado por las mismas “autoridades”.

Hasta ahora ese ha sido el gran logro de las “autoridades”, político, económico, judicial y/o sanitario y “científico”. Es decir, imponer un certificado COVID a base de imponer “vacunas”. Sin que éstas tan siquiera sirvan para inmunizar a nadie.

Pero esto tampoco debería sorprendernos tanto, puesto que desde el primer momento en que se declaró la pandemia, se habló de una “vacuna” como única solución posible, invirtiendo en ella todos los recursos posibles a todos los niveles. De tal manera que en menos de un año pudieron obtener “el fin primero”, la producción industrial a nivel mundial de “la nueva fórmula mágica” que terminaría con esta pandemia. Lo cual, como verán más adelante parece que ya han logrado, pero ya veremos cómo “ha finalizado esta pandemia”.

Todos los líderes internacionales y nacionales proclamaron que la única manera de acabar con esta pandemia era y es la vacunación másIVA, incluso antes de tener la supuesta vacuna en sus manos. Bueno, para ser justos, todos no, pero los que no lo hicieron ya han caído políticamente o casual y directamente muertos.

Por supuesto que en España, presidente y rey a la cabeza, no sólo han seguido el mismo guión, sino que lo aplican con la mayor intensidad posible en cada momento.

Primero hablaron de una dosis o dos según la vacuna y la edad, porque en jóvenes tenía poco sentido y en niños ninguno. Luego dos para todos, ahora 3 y los niños también.

Primero de más del 50% de la población, luego del 70% para la inmunidad de rebaño, luego el 80% por falta de eficacia y porque sí, y seguirán por el 90% y el 100%.

Mientras siguen mareando a la población con estadísticas sin fundamento, lo que aumentan de manera evidente y continua son las medidas represivas para forzar la “vacunación”, incluso más allá de las permitidas por las actuales leyes. Con lo cual no parece que esto tenga nada que ver con proteger la salud de los seres humanos. De hecho, de ser así, no se podría aceptar una “vacuna” que no inmuniza, ni cura a nadie de nada, en el mejor de los casos. Porque desconocemos el largo plazo, pero ya en el corto tirando a medio plazo, se están haciendo notar los efectos primarios de estas inoculaciones, y digo primarios, porque si no curan ni protegen a nadie, pero si enferman y matan a algunos, queda claro que ese es su efecto primario.

No es necesario ser experto en nada para darse cuenta de lo dicho hasta ahora. Es tan evidente que esto no va de “proteger a la población”, como que a nivel colectivo no existe ningún argumento para vacunar masivamente ninguna población, ya que no evitas el contagio. Y el máximo argumento referido a la salud individual de cada uno de nosotros es que: “Si te vacunas, puedes contagiar, ser contagiado, enfermar, acabar en el hospital, en la UCI o muerto, PEEEERO eso sí, será menos grave de lo que hubiera sido con la vacuna.”

¿En serio?

¿Es necesario añadir algo más?

Pues quizás sí, visto como está el patio a mí alrededor, puede que sea necesario bajar todavía más al barro para desgranar y reflexionar mínimamente sobre lo que supone esta afirmación oficial. A ver si así me salgo ya de estas dichosas arenas movedizas.

Cualquiera puede observar que dicha afirmación, utilizada como “único argumento y logro sanitario” para todo lo hecho hasta ahora desde el inicio de la pandemia, no sólo es ridículo sino que no es demostrable, no han demostrado ni pueden demostrar lo que están diciendo. Aunque, una vez más, parece que tampoco necesitan demostrarlo para imponerlo.

Es tan sencillo como que si te inoculan y sufres la COVID 19, no podrás compararla, con tu misma persona, con la COVID 19 en esas mismas condiciones si no hubieras estado vacunado. Esto tan sólo se podría probar, al menos en parte, si habláramos de una substancia curativa. Es decir, que una vez enfermo te la tomas y compruebas que mejoras y por lo tanto “frena la gravedad de dicha enfermedad”.

Además debemos tener en cuenta que la COVID 19 durante todo el año 2020, igual la tuvo alguien que ni se enteró, que alguien que estuvo un par de días con malestar, o alguien que acabo ingresado, o en la UCI o muerto, por lo tanto no pueden demostrar nada al respecto.

Todavía más sencillo si cabe, ¿Qué narices significa que si enfermas será menos grave? ¿Lo pueden explicar?

Es decir, que si no enfermas tampoco ibas a enfermar, aun así te inoculan también porque no sabemos quién narices es inmune. Pero si enfermas, te garantizan que será menos grave,  si estás dos días con malestar igual hubiera sido uno o dos, pero con un malestar más leve. Si tienes para una semana de baja hubieran sido dos, pero no, porque eso da igual, si das positivo ya es suficiente para ordenarte cuarentena sin que tengas ni el más mínimo malestar. Suponemos que si ingresas en el hospital quiere decir que sin vacuna igual hubieras rozado la UCI, y si entras en la UCI es que hubieran sido más días o con menos secuelas, si sales con muchas secuelas es que probablemente hubieras muerto pero la vacuna te permite vivir por ejemplo enchufado a una máquina, y si mueres vacunado, sin la vacuna hubieras muerto el doble…

Con lo cual nos encontramos en el mejor de los casos ante una cuestión de fe o creencias inoculadas, dónde no hay ciencia, ni lógica, ni razón (si lo que se pretende es proteger la salud) para inocular a nadie, y nunca la habrá para obligar a nadie. Pero si ya han logrado el primer paso, todo indica que darán el siguiente. Es tan evidente como que:

Si no funciona con la fe no pasa nada, porque lo hacen de todos modos a través del sometimiento, el chantaje, el miedo, la represión y en definitiva la imposición por todos los medios posibles, los cuales van ampliando e intensificando como han demostrado ya en menos de un año de campaña de vacunación. Este está siendo el motor de la vacunación, porque con las garantías nulas que ofrecen respecto a enfermar o sufrir efectos secundarios, no hay otros motivos para inocularse.

Quizás sería más agradable escribir un listado de todas las medidas, acciones, investigaciones, terapias, substancias, hábitos que se han llevado a cabo, descubierto o propuesto para sanar a los enfermos, prevenir a los sanos y despedir con la máxima dignidad posible a los muertos. Pero si nos ceñimos al guión oficial de esta historia no puedo hacerlo. No porque no quiera, sino porque en ningún momento se ha puesto el foco y los medios en la curación de “los enfermos”, la prevención de “los sanos”, ni en una despedida digna para los muertos, usados además como coartada perfecta (Y carente de autopsias) en dicho guión.

Hasta tal punto es así que todas las normas impuestas, tanto durante el estado de alarma, como en la nueva normalidad, no han demostrado ser beneficiosas para la salud de nadie, más allá de especulaciones cuantitativas emuladas informáticamente respecto a lo que hubieran sido sin ellas, lo cual nunca sabremos. Lo que sí sabemos es que todas estas normas han contribuido en disminuir i mermar las ya tocadas relaciones humanas, la libertad individual hasta los “derechos fundamentales”, y en definitiva, lo más llamativo tratándose de una aparente cuestión de salud, han contribuido claramente en mermar el estado de salud de la mayoría de personas, en muchos casos rematándolos directamente. El distanciamiento social, el temor constante, la culpabilidad, el llevar mascarilla durante horas, la prohibición de grupos numerosos, el salir menos o nada de casa, el sometimiento a pruebas cuya fiabilidad no existe y por último las “vacunas”. Aumento de estrés, desconfianza, disminución de horas al sol y/o en compañía. No parece que tengan la intención de mejorar nuestro estado de salud, ni sistema inmunológico. Así que siendo estás las grandes aportaciones de las “autoridades” y sus súbditos, no puedo referir nada en este sentido.

Es más, todas las voces que han centrado su investigación en la prevención y curación de la COVID 19 y han aportado algo en este sentido, ya sean tratamientos médicos alopáticos, substancias químicas y/o naturales, plantas y/o refuerzos alimenticios, hábitos y/o protecciones diversas, han sido silenciadas, ridiculizadas, ignoradas, denunciadas e incluso aniquiladas. Especialmente aquellas que se atreven a señalar unas “causas de la pandemia”, que no sean las oficiales. Es decir que tenemos que aceptar que alguien se comió un pangolín en un mercado de Wuhan y se ha liado parda con un virus que todavía no ha podido ser aislado y que no siguió ningún orden lógico, transfronterizo, de expansión. Mientras que mostrar estudios científicos que demuestran que la radiación de las antenas es dañina para nuestro organismo, especialmente las frecuencias 5G o que las supuestas vacunas contienen nanopartículas de  óxido de grafeno que casualmente se ven estimuladas por dichas frecuencias, resulta ignorado, ridiculizado, señalado y denunciado. Cuando resulta que el primero en ridiculizar este argumento, mucho antes de que se conociera que había alguna substancia que era estimulada por radiofrecuencias en los viales, fue Pedro Sánchez, sí, el presidente de España señaló riéndose que esto sólo era un plan para inocular a la población y controlarlos con el 5G.

Desde mi punto de vista, cualquier español medio (Desconozco como andan de humor en otros países), por mediocre o ignorante que uno se considere, si todavía conserva un mínimo sentido del humor debería reírse de la versión oficial. Quizás lo duro venga después, ello supone encarar que nada en esa versión tiene sentido (Si creemos que las autoridades velan por nuestra salud e intereses), que nos “han mentido y mienten” muy bien a su manera y que de todos modos “algo gordo está pasando”. Pero cuanto menos podría evitar que uno llegue al extremo de enfrentar, denostar, ridiculizar y denunciar a los que no creen, dudan, investigan, proponen, exponen, se exponen y/o se niegan a ciertas medidas o sencillamente no quieren ser inoculados con la dichosa terapia experimental. Escribo esto ahora, porque a la vista de la dirección y el ritmo que llevan con la imposición y el ataque a cualquiera que alce la voz en otra dirección, al tiempo que saltan evidencias del engaño, queda claro que a no mucho tardar forzarán o se dará algún evento que les proporcione el paso a la “imposición total”. Sólo hace falta ver los medios oficiales las últimas semanas para darse cuenta de ello. Están sembrando el campo de sufrimiento y enfrentamiento para poder “justificar”, lo injustificable. Está muy claro que para lograr algo así, una vez más estamos frente a algún “evento gordo”. Quizás esto sea inevitable, pero tal vez podemos evitar añadirle más sufrimiento enfrentando a nuestros semejantes, en lugar de enfrentar a los que dirigen estas campañas contra los seres humanos o no enfrentar a nadie.

Según la RAE del ciberespacio 2021, una recapitulación se hace al final de una exposición. En este caso, he redactado una breve recapitulación no académica de la pandemia de la COVID 19.

Una pandemia que, en cierto modo, podemos afirmar que a fecha de hoy, poco más de dos años del “primer contagio” (2 de diciembre de 2019) ya ha finalizado. Cuanto menos se ha visto superada por una causa que mata más y mejor, puesto que todavía no ha sido reconocida y por lo tanto sigue operando con total impunidad. Podemos afirmar esto gracias a los datos oficiales arrojados en este artículo, con los que podemos afirmar que:

En tan sólo un mes (El pasado noviembre de 2021), hubo 3000 muertes más de las «esperadas», de las cuales 600 fueron por COVID.

Es decir que la terrible enfermedad de moda mató cuatro veces menos (600 muertes) que «una nueva causa desconocida e inesperada» (2400 muertes) el mes pasado.

Además durante todo el verano de este año, ya hubo un exceso de muertes del doble por «la causa desconocida» que por la COVID.

Ahora los expertos se preguntan que cual puede ser esa misteriosa causa que mata más que las famosas olas de SARS COV-2, un virus que a día de hoy todavía no ha sido aislado y por lo tanto su existencia queda en el campo de la creencia y la fe de cada cual. No hay prisa por determinar dicha “causa desconocida” porque los muertos no aumentan la presión hospitalaria. Un servicio que en los últimos meses ha volcado y vuelca sus mayores esfuerzos en seguir administrando dosis de “vacunas” a toda la población, indiferentemente de su estado de salud, y en breve también a los niños, puesto que ya ha sido aprobada su inoculación a pesar de no sufrir prácticamente riesgo ni mortalidad.

¿Cuál es la gran diferencia, entre este año y el anterior, que incluye a la mayoría de la población para que haya unas cifras de muertes tan apabullantes?

En serio ¿No se les ocurre cual es esa diferencia en común en la mayoría de la población?

Por lo visto estamos frente a una «nueva pandemia» o genocidio de «causas desconocidas» que es al menos 4 veces (Y subiendo) más letal que la famosa COVID pero parece que en la tele no se han enterado.

¿Y VOSOTROS?

¿Acaso no habéis notado en vuestro entorno ese aumento de muertes?

¿Y el de fatiga, trombos, enfermefades relacionadas con el aparato circulatorio, trombos, cardíacas, ictus…?

¡Yo sí!

Pero este escrito se ha titulado con la palabra “Re-Capitulación” y según la RAE una capitulación es:

Un acuerdo firmado entre dos partes sobre un negocio o asunto, generalmente importante o grave.

¿Quiénes son estas dos partes en este asunto?  Pueden verlas y llamarlas de diversas maneras, oriente y occidente, derecha e izquierda, demócratas y republicanos, comunistas y capitalistas, globalistas y anti-globalistas, liberales y conservadores, políticos y religiosos, FC Barcelona y Real Madrid…

Cualquier bando que parezca estar enfrentado está unido en esta causa, buscando señalarnos a todos uno por uno, a unos directamente inoculándolos y registrándolos a la nueva normalidad a través del certificado COVID que tendrán que renovar periódicamente. Y a los otros acorralándonos cada vez más y forzándonos a ser señalados y/o fulminados, de momento social y laboralmente.

Y ya que he propuesto “posibles nombres” para esas dos partes, debo mencionar el que a mí me parece más “acertado”, por si a alguien le interesa. En este caso KoKa y Vikoka expuestos hace ya más de 7 años en un libro prohibido actualmente, que pertenece a la trilogía de Ibn Asad, La Danza Final de Kali.

(Este escrito viene motivado por la charla con una amiga que ve, siente y sufre, en el entorno de su día a día, cada vez más presión, incomprensión y faltas de respeto por no haber querido vacunarse. Y quería argumentos para por lo menos “poder defenderse” verbalmente.

Como ya te dije sobran argumentos, los hay para aburrir, como muchas partes de este escrito dónde se muestran, incluso ciñéndonos a todas las versiones oficiales. Aunque de bien poco nos valen los argumentos frente a las normas e imposiciones, sobre todo si la gran mayoría las acata, apoya y defiende. Y menos nos valdrán a medida que sigan avanzando en su agenda, espero que alguno te sirva para amortiguar ese día a día y entorno, para ti o para quién pueda y quiera leer. Supongo que hay muchas personas en situaciones similares que quieren por lo menos no ser atacados por su propio entorno y semejantes, simplemente por no querer inocularse una substancia cuyos efectos se desconocen en el mejor de los casos y que viene de manos en las que no confían.)

Apareador

11/12/2021

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